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Entra en vigor la ley que permite el procedimiento de “Muerte Asistida” de forma legal en Quebec.


La práctica en que un paciente en estado terminal puede pedir al médico un fármaco para acabar con su vida ya es una realidad en los hospitales de Quebec, provincia que se ha convertido en la primera región canadiense en aprobar una ley de esta índole.


Si bien la muerte asistida es una forma de eutanasia, cabe destacar que ambos conceptos no son sinónimos, y que el elemento distintivo no radica en el “medio” que se emplea sino en el “sujeto o persona” que lleva a cabo esta acción.


En el procedimiento de “eutanasia” es el propio médico el que inyecta la dosis letal que acabará con la vida del paciente.

A diferencia del procedimiento de “muerte asistida”, donde la actuación del profesional médico, enfermeras u otras personas se limita a proporcionar al paciente los medios necesarios para que sea él mismo quien se induzca la muerte.


Respecto de este tema el Ministro de Salud de Quebec, Gaétan Barrette señalo: que la decisión final de requerir este procedimiento: “continúa correspondiendo exclusivamente a los pacientes que quieran tomar esta determinación”, pues es el enfermo quien debe solicitar esta práctica, siempre que el médico se haya asegurado de que no hay un tratamiento posible para dicho paciente de patología terminal e irreversible.


La ley de muerte asistida fue aprobada en Quebec en Junio de 2014 por el Congreso de la provincia, con un fallo de noventa y cuatro votos a favor y veintidós votos en contra.


La legislación, que describe cómo los pacientes con enfermedades terminales pueden acabar con sus vidas con ayuda médica, fue adoptada por los miembros de la Asamblea Nacional en Junio de 2014 y se convirtió en ley el día 10 de Diciembre recién pasado.

Cabe mencionar que el debate sobre la muerte o suicidio asistido no es un tema nuevo en Canadá.


El antecedente más notorio se remonta a la década de 1990, con el caso de una mujer afectada de Esclerosis Lateral Amiotrofia (ELA).

Una enfermedad degenerativa que afecta los músculos, provocando una parálisis progresiva, hasta llegar a causar la muerte.


En efecto, en 1993, Sue Rodriguez, una mujer residente de la provincia de Columbia Británica, en la costa oeste canadiense, no logró convencer al Alto Tribunal para que le permitiese solicitar la asistencia médica con el fin de que la ayudasen a quitarse la vida, ante el cuadro irreversible que presentaba en ella la enfermedad.


Finalmente el 30 de septiembre de ese mismo año, la Corte Suprema rechazó la solicitud de la mujer por cinco votos en contra y cuatro votos a favor.

Pocos meses más tarde, Rodríguez se quitó la vida apelando a los servicios de un médico anónimo.

Tras estos antecedentes el tema vuelve a resurgir, a raíz de otros dos casos de ELA en la misma provincia, aunque sólo una de las pacientes sigue con vida.

Cabe destacar que desde hace décadas la eutanasia y la muerte asistida han sido temas de debate en el mundo entero.


Hace poco, es decir, el 05 de octubre 2015, California se convirtió en el sexto Estado de EE.UU. en promulgar una ley que permita el suicidio asistido.


En el mundo solo once naciones posibilitan a un paciente acceder a la llamada “muerte digna”.


Los países que integran dicha lista son los siguientes: Holanda, Noruega, Dinamarca, Alemania, Austria, España, Suiza, Bélgica, Luxemburgo, en los Estados Unidos los Estados de: California, Montana, Nuevo México, Oregón, Washington, y Vermont.


En el caso de América Latina el único país que lo permite es Colombia, aunque Argentina y Uruguay han registrado casos excepcionales donde se autorizó dicho procedimiento.


El primer país en legalizar la eutanasia activa fue Holanda, con una ley que entró en vigencia el 1 de enero de 2002 y que eximió de responsabilidad penal a los médicos que la practicasen siempre que un enfermo en fase terminal lo decidiese libremente y estuviese sometido a un sufrimiento insoportable sin expectativas de mejora.


Algunos países europeos como los Países Bajos y Bélgica han incluso regulado al suicidio asistido como una atribución de los profesionales de la medicina y la enfermería.


Por su lado, Suiza permite tanto el suicidio médicamente asistido como el auxilio al suicidio, es decir, cualquier persona puede ayudar a otra a suicidarse sin consecuencias jurídicas y no necesariamente tiene que realizarse en un contexto médico o de enfermería.


Ahora bien retornando al territorio canadiense la Corte Suprema de nuestro país ha centrado su atención solo en el procedimiento de muerte asistida, un tema que hasta el día de hoy genera fuerte polarización en la opinión pública del país.

Incluso entre las diferentes administraciones de gobierno provincial y federal.


La oposición a la ley no es de carácter menor, pues hasta el mes pasado un grupo de médicos estaba buscando posponer la aplicación de la ley de Quebec por lo menos hasta Febrero 2016, sin embargo, este grupo fue desestimado por un Juez de la Corte Superior de Quebec quien falló a favor de la puesta en marcha de la nueva medida.


Como conclusión entonces se puede decir que la ley ya ha entrado en vigor, aunque aún permanecen dos asuntos pendientes:


- El primero guarda relación con la modificación de algunas disposiciones del Código Penal, que establezcan la despenalización de la muerte asistida dentro de dicho compendio.


- Y un segundo tema que nos corresponde a nosotros como individuos y ciudadanos, el cual involucra la des - estigmatización de la medida legal, tanto como, de las personas involucradas: pacientes y personal médico, pues si bien nuestras creencias religiosas o culturales puedan encontrarse en oposición con dicha ley, se debe comprender que esta medida ya forma parte de nuestro nuevo contexto.


Representando una camino viable o verdadera solución para pacientes terminales en la provincia de Quebec.

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